De princesas, brujas, hadas y hechiceras: feminismo y literatura infantil



Hoy en día es muy común un sentimiento que rechaza todo lo tradicionalmente femenino : queremos que nuestras hijas crezcan fuertes, que sepan que pueden lograrlo todo, que no deben cortar sus sueños o adaptarlos a las expectativas de la sociedad, que pueden ser lo que ellas quieran ser.


 En este afán muchos padres, madres, educadores y mediadores de literatura infantil, tratan de evitar todo lo que tenga que ver con princesas: libros, muñecas, disfraces, películas... En ciertos sectores el rechazo de los cuentos de hadas es categórico y hasta han surgido series de libros que se denominan "anti-princesas" y alguno dedicado a las flatulencias de las princesas.


 Pues bien, cuando a nuestras hijas les surgió el gusto y la curiosidad por el mundo de las princesas, los castillos, la magia, las hadas y las brujas nos pusimos a explorarlo más a fondo (naturalmente nuestra reacción no iba a ser la censura ni la prohibición, sino una lectura crítica acompañada).


Probablemente esta visión no será muy popular, pero al indagar más en el tema encontramos que no existe o debería existir contradicción entre el feminismo (o la defensa de la igualdad) y los cuentos de hadas y princesas: muchos de estos personajes se enfrentan a sus más grandes miedos y luchan hasta la muerte por lograr sus objetivos (que no son siempre el amor de un príncipe).


 "La sirenita" -en la versión original de Hans Christian Andersen- aspira a conocer un mundo "superior", a vivir "del lado de allá" y para ello no duda en recurrir a la temida bruja del mar. Sí, quiere conocer al príncipe pero mucho más que eso, siente una curiosidad enorme por ese otro lugar del que quiere ser parte. Además es ella quien rescata al príncipe, y no al revés.

Imagen via Biblioteche da fabia nel mondo

La "Cenicienta"y "Blancanieves" son conocidas por su compasión hacia los más desvalidos: los animales; Bella quería escapar de una vida convencional, conocer el mundo, al que tenía acceso a través de los libros y no juzga a la Bestia a pesar de su apariencia feroz, sino que es capaz de entablar una amistad con él.

Imagen via Toonsmag
 En el cuento de "Rumpelstiltskin" la protagonista se enfrenta a complicadas decisiones morales: ¿aceptar ayuda del duende a cambio de su primer hijo? Sin pensarlo dos veces, acepta el trato para salir de apuros, pero después, al nacer su primogénito, cambia de opinión y debe enfrentarse a una difícil disyuntiva: que es más valioso ¿el amor de una madre o cumplir su palabra? En "Los cisnes salvajes" es la hermana menor la que teje suéteres de ortigas y sólo gracias a su esfuerzo se rompe el hechizo y puede liberar a sus hermanos.

Ilustración de Susan Jeffers

Como dice Anna Juan Cantavella* : "Si en lugar de ocuparnos en censurar libros, nos diese por explorarlos con calma, nos encontraríamos con más de una sorpresa. Si no contásemos siempre los mismos cuentos, si conociésemos un poco más la tradición, advertiríamos que, junto a esas mujeres que necesitan ser salvadas hay hombres que también necesitan ser salvados (el príncipe encantado se  encuentra varias veces en aprietos y son mujeres las que deben desencantarlo). Veríamos que, en muchas ocasiones, ni el más bravo de los príncipes sería capaz de superar la situación de no haber sido por las “donadoras”, toda una serie de mujeres ancianas y sabias que se va encontrando por el camino; no por nada fueron ellas las que se ocuparon durante siglos de transmitir las historias de generación en generación. Descubriríamos el diálogo constante entre unas obras y otras, y todas las veces en que este diálogo subvierte la tradición –la invierte, la parodia–, así como subvierte ciertas ideas que pueden parecernos perniciosas, haciéndoles significar lo contrario."

Imagen de la película Maria Antonieta de Sofia Coppola
Y es que pareciera que tuviésemos miedo de que al escuchar una historia los niños fueran a imitarla, a absorberla, a no ser capaces de una lectura crítica, simbólica o metafórica**. Que al leer sobre princesas que viven envueltas en vestidos de seda y tul, supuestamente esperando ser rescatadas mientras toman el té, éstas se convertirán automáticamente en las aspiraciones de nuestros hijo(@)s. Y es por ello que queremos ofrecerles historias sobre dinosaurios, astronautas, tractores, doctores, piratas.  Cosas de niños. Cosas masculinas. ¿Y entonces porque -si de verdad creyéramos en los peligros de la imitación- aceptamos libros sobre piratas cuando la definición del oficio de un pirata es robar y violar?***

 Pienso que estamos ante una doble moral, ante un fenómeno que rechaza y denigra lo esterotípicamente femenino precisamente por eso: por ser roles que tradicionalmente han sido asignados al género femenino, negando su valor. Por eso resulta aceptable que las mujeres tomen roles que históricamente han sido asignados al género masculino y que aspiren a ser como ellos (en sus profesiones, en su manera de ser -prohibido mostrar las emociones-) y lo que resulta verdaderamente subversivo es un niño pequeño vestido de princesa o jugando a la cocina o un hombre que se despoja de estereotipos y explora facetas "tradicionalmente" femeninas, algo que debería ser tan cotidiano como un padre cambiando el pañal de su propio bebé.


Imágenes de: "Princesa Kevin" de Michael Escoffier y Roland Garrigue, "Sirenas" de Jessica Love y "Vivan las uñas de colores"de Alica Costa y Luis Amavisca

Asi es que sí, somos feministas y leemos libros de hadas y princesas, al igual que biografías de mujeres excepcionales, manuales sobre como se construyen los aviones y sobre la naturaleza de la electricidad, el origen del universo, vampiros, monstruos, la vida de Charles Darwin, Laika el perro cosmonauta... porque todas son maneras válidas de entender el mundo y facetas que contribuyen a la construcción de la persona. Niñas y niños tienen derecho a crecer entre un amplio abanico de intereses y modelos y unos no son menos valiosos que otros.


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*Anna Juan Cantavella en el artículo: "Los cuentos no son buenos, los cuentos no son malos, apuntes sobre magia, literatura e infancia."

**Esto es subestimar a la infancia. Los niños son capaces de discernir entre la realidad y la ficción, de saber cuando se trata de un cuento. Y en todo caso, para eso estamos los adultos, padres, mediadores, maestros, para responder preguntas y guiar en la comprensión de temas complejos.

***Obviamente, de los piratas lo que atrae a los niños son las aventuras, la exploración, la valentía, buscar tesoros escondidos, descubrir continentes y otras muchas causas que no tienen nada que ver con robar ni con violar.

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