Siguiendo con el recuento de los seminarios a los que pude asisitir durante la feria del libro infantil de Bologna escribiré aquí algunos de los puntos más relevantes comentados en las mesas redondas:
-Piccolo Blu e Piccolo Giallo; L'umano genio de Leo Lionni, por Francesca Archinto, editora de Babalibri, Martino Negri, docente en la Universidad de Milano- Bicoca, Anselmo Roveda, crítico literario de la revista Andersen y Maria Cannata, ilustradora.
-Tomi Ungerer transformed darkness with whimsy and glee por Maria Russo, editora y crítica de libros infantiles para New York Times.
Con el motivo del 60 aniversario de la publicación de "Piccolo blu e piccolo giallo" (En castellano: "Pequeño azul y pequeño amarillo", Kalandraka) y de 20 años del fallecimiento de su genial autor, Leo Lionni, se discutió la importancia y la vigencia de este libro ilustrado todavia hoy en día. Incluso el origen del libro es peculiar: fue escrito durante un viaje en tren para entretener a sus nietos, rasgando trozos de papel de colores para formar las manchas (aqui Annie Leonni, nieta de Leo Lionni nos lo cuenta ella misma ). Narra la historia de pequeño azul y pequeño amarillo, dos manchas de colores, dos amigos, que se extrañan y cuando finalmente se encuentran se abrazan tan fuerte que ambos se vuelven verdes! Al volver a casa, sus padres no los reconocen. ¿Cómo resolverán este embrollo?
El libro, que hoy sigue siendo innovador habla de comprensión, de convivencia, de solidaridad. Contaba Francesca Archinto de Babalibri, la editorial que lo publica en Italia, que es el libro más vendido, con 20,000 a 25,000 copias por año. Se trata de un libro que es capaz de "hablar" incluso con los niños más pequeños. Su grandeza radica en el hecho de que el lector puede ver reflejada en el su propia realidad, encarnar al tiempo presente: durante la revolución sexual de 1968 el libro se tomó como ejemplo, pero,en el lado contrario del espectro tan sólo hace 3 años el alcalde de Venecia Luigi Brugnari prohibió el libro de las escuelas primarias en un intento de la extrema derecha de censurar la diversidad (racial, de género, etc). ¿Cómo puede un cuento para niños puede encarnar pasajes históricos a través de una historia de "simples" círculos de colores y un texto breve? Tal vez la respuesta está en la capacidad de entrar en relación con lo más profundo y fundamental (¿el amor, la amistad?): en la interacción de las manchas está la esencia.
Leo Lionni ha dejando un ejemplo de herencia cultural, una muestra extraordinaria de lo que (debe ser) la literatura infantil. El libro fue publicado por primera vez en 1959, fue contemporáneo de Sendak y Ungerer y constituyó con ellos un inicio de la textualidad del album ilustrado infantil. Para entender su modo de pensar es interesante conocer su biografía: nace en 1910 en Amsterdam, donde pasa su infancia. Despues vivirá en Bruselas, Estados Unidos y en Italia. Sus años en los Países Bajos parecen haber sido decisivos en la formación de su gusto y estética.. Comprendió la capacidad que tienen las figuras de contar una historia. Pero ¿qué pasó en Amsterdam? Lionni encontró en la capital neerlandesa por un lado;
- el Arte: el arte antiguo, clásico, por medio de frecuentes y regulares visitas al Rijksmuseum así como el arte moderno (Mondriaan, Chagall, etc)
-un estrecho contacto con la Naturaleza y sus formas
Estos dos grandes amores marcaron su obra: en casi todos sus libros, ilustraciones, esculturas observamos figuras que la naturaleza forma espontáneamente.
Piccolo blu e Piccolo giallo es el libro más excéntrico, singular, distinto de toda su obra. Nace de contar una historia sin objetivos morales o pedagógicos. Muestra su capacidad de condensar contenidos en imágenes: el libro ha sido utilizado en protestas contra el imperialismo, sus imágenes están abiertas a acoger otros significados. Es un libro aun hoy "perturbante" porque es capaz de interrogar.
Todos los personajes de Leo Lionni tratan de definir quienes son, se confrontan con realidades que cambian; cambios que implican relaciones e interacciones profundas con otros. Con sus libros pregunta ¿donde están? y ¿cómo son? los personajes en su relación respecto al mundo.
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En el seminario "Tomi Ungerer, transforming darkness with whimsy and glee" que sería en castellano algo así como "transformando la oscuridad con extravagante fantasía y alegría", María Russo, editora de literatura infantil para The New York times nos habló de la fascinante, controversial y siempre tan actual obra del gran autor francés Tomi Ungerer. Tomi, que tendría hoy 87 años, murió hace apenas un par de meses, el 8 de Febrero de 2019. Tomi Ungerer creció en Estrasburgo, en la región francesa de Alsacia, presenciando durante su infancia todo el horror y el trauma de la segunda guerra mundial. Su genialidad radicó en tomar la iconografía de la violencia para convertirla en algo que bordea la magia, en algo de lo que podemos aprender, en algo capaz de brindar confort a los niños.
Sus libros están llenos de personajes astutos, de peligros, de asaltos, de persecuciones, de matanzas, de pistolas, pero también de ternura y sensibilidad. Ungerer no tenía miedo de mostrarle a los niños lo cruda que puede ser la realidad: encontramos en sus historias toda una serie de personajes incomprendidos perseguidos injustamente por autoridades uniformadas. Pero sobretodo nadie como él estaba dispuesto a quitarle las máscaras a los adultos, a mostrar su hipocresía, sus mentiras, sus guerras, los errores de su comportamiento, todo esto en una obra de más de 200 libros.
Se dice que un buen libro infantil siempre está del lado del niño, sin embargo, muchos de sus primeros libros tienen a adultos como personajes centrales y en muchos ni siquiera aparecen niños: es a través de animales comúnmente vilificados (serpientes, murciélagos, pulpos) que nos muestra la ternura. Por ejemplo en una de las primeras imágenes de Crictor una sinuosa boa constrictor aparece como mascota. La boa llegó a Madame Bodot como un regalo de su hijo, un biólogo que esta de viaje en tierras lejanas estudiando a los reptiles.
Esta imagen muestra a Madame Bodot con la boa en el regazo dándole leche en un biberón como si de un bebé se tratara, lo cual es en sí una imagen algo chocante. Cuando durante un asalto los ladrones la amarran a la silla y la amordazan es la boa quien sale al rescate.
En "Rufus, el murciélago al que le gustaban los colores", utiliza la oscuridad de la noche para comunicarse con los niños. La mayor parte de los libros infantiles en los que aparece la noche tienen como objetivo mandar a los niños a dormir. En los libros de Ungerer la noche aparece como escenario de aventuras, incluso por ejemplo en "Hombre Luna", la noche aparece como el tiempo en que ocurren las de fiestas.
Rufus es un murciélago que al volar de noche y pasar por un autocine se enamora de los colores y decide empezar a pintarse de colores brillantes. A partir de ahi es perseguido, a punta de pistolas, hasta que un entomólogo, el Dr. Tartufo, coleccionista de insectos lo rescata y cura sus heridas. Ungerer hace una distinción entre adultos que representan la maldad: ladrones, policías, personajes uniformados, autoridades y adultos bondadosos, aliados de los niños.
Dentro de este último grupo aparecen los científicos. Tanto en Crictor como en Rufus, los científicos representan la esperanza. Esto último sigue siendo un tema muy actual, particularmente en el clima político actual, donde en países como Estados Unidos el desarrollo de la ciencia está amenazado.
Hombre luna es otro ejemplo de historia donde un extranjero incomprendido es perseguido por las autoridades. Este cuento ilustra perfectamente lo que la fascinación por la luna despierta en los niños: alegría, inocencia, asombro.(Cualquier padre con niños de entre 2-3 años entenderá esta fase).Y sin embargo, hombre Luna es arrojado a la cárcel y sólo es capaz de escapar cuando recuerda que es la Luna, se transforma en un medio creciente y atraviesa la puerta (para ir a participar a una de esas fiestas nocturnas -que recuerdan al carnaval- en las que los adultos se deleitan).
Muchos de los libros más tempranos de su obra se centran en adultos, sin embargo cuando los niños aparecen son ellos los que ríen al último (y como dice el dicho, el que ríe al último rie mejor). En los 3 bandidos, publicado en 1961 sólo al final aparece una figura infantil, Tiffany, una pequeña huérfana. Este libro ilustra una fuerte representación del mal: una banda de violentos ladrones, armados que se dedican a robar y a matar son los personajes centrales.
El terror aparece de forma gráfica sin embargo Ungerer lo convierte en fantasía y de nuevo nos muestra la noche tal vomo la ven los niños. Los bandidos tratan de robarse a la pequeña huérfana pero ella les muestra lo incorrecto de su andar y termina por convencerlos de abrir un orfanatorio y dedicarse al cuidado de los niños, mostrando como la inocencia de los niños puede tener más peso que el mundo adulto.
No olvidemos que Ungerer fue vetado de los Estados Unidos y sus libros estuvieron prohibidos en las librerias estadounidenses por 30 años, debido a su activismo contra la guerra de Vietnam (y a una serie de libros eróticos para adultos). Fue entonces que emigra a Canadá y a Irlanda, para volver a los Estados Unidos sólo años después. En "el hombre niebla", su tributo a Irlanda (el país que siempre deseó, en sus palabras) aparece un par de niños que se asoman a una fosa y pueden observar directamente al infierno.
Y aunque sus primeros libros ofrecían algo así como terapia de choque visual, sus últimos libros ilustrados son más tiernos, serios, casi clásicos. En 1999 escribe Otto, el más autobiográfico de sus libros, que describe lo vivido bajo el nazismo durante la segunda guerra mundial. Cuenta la historia de un oso de peluche, separado de su dueño, un niño judío, y de todas las aventuras que vive el osito durante este periodo. Ungerer no tiene miedo de mostrar el horror de la guerra, en una de las escenas finales el Oso salva la vida de un soldado americano al recibir él una bala mientras el soldado lo estrechaba contra su pecho.
Es en los más sutiles detalles que Ungerer nos muestra cómo funciona la opresión: el soldado en cuestión era afro-americano, peleaba una guerra sin ser un ciudadano completo, al regresar a casa encontraría una sociedad en la que la segregación aun persistía. El terror que muestra Ungerer no es fantástico o fársico: es un reflejo del mundo real. Pero cómo el dijo una vez: "el bien puede aprender de la astucia del mal" . Su obra contiene una cosmovisión completa y sus libros ilustrados son de una extraordinaria calidad artística. Pudo convertir el horrible desastre vivido en su infancia en algo de lo que los niños pueden aprender, transformó el terror en algo reconfortante, la oscuridad en luz, y nos enseñó como del mal puede surgir un mundo en el que la ternura y la fantasía aun encuentran un lugar primordial.
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