Pienso que la literatura, con su capacidad de plasmar experiencias universales a través de historias individuales, puede ayudar a ponerle nombre a aquello que sentimos y mostrarle a los pequeños que no están solos, a validar lo que les pasa.
Hay muchísimos libros enfocados más o menos a este tema, pero me he decidido a realizar esta lista, que aunque no es, ni mucho menos, exhaustiva, sí menciona algunos libros que nos fueron útiles en este proceso. Salvo "Espero un hermanito" de Marianne Vilcocq, ninguno de estos libros es específico para esta situación, y estoy segura que son libros que serán leídos y releídos (al menos así sucede en nuestra casa).
- Adivina cuanto te quiero, de Sam Mc Bratney y Anita Jeram (editorial Kokinos). Ya un clásico, la historia de la gran liebre y la pequeña libre que a todo lo largo del libro juegan a adivinar cuánto se quieren. Y claro, como el amor no se puede medir. Pienso que esta tierna historia ayuda para reforzar en los niños que son amados, que no importa que las circunstancias cambien, siempre serán parte de la familia.
-Espero un hermanito, de Marianne Vilcocq (editorial Corimbo). Este libro es ideal para explicar el embarazo a los más pequeños. Con muy pocas palabras muestra el proceso de la barriga que va creciendo, con solapas que se abren para mostrar al bebé nadando dentro del saco amniótico, a la vez que sigue las emociones de la pequeña hermanita: primero no lo entiende, luego se enoja y avienta a su peluche, luego no quiere comer porque no quiere que le crezca la panza como a la madre, además de pasar por una fase en la que piensa "pero yo también soy un bebé", para llegar al final en el que ya añora la llegada de su compañero de juegos y lo espera feliz e impaciente.
-El cambalache, de Jan Ormerod y Andrew Joyner (editorial Ekaré). Esta es una historia muy divertida de la pequeña Carolina Cocodrilo que acaba de tener un hermanito y no acaba de saber bien lo que pasa. Cuando su mamá lo abraza, él nuevo inquilino ocupa todo su regazo y ella se siente... algo celosa. Un día su mamá decide ir al centro a cambiar un gran sombrero que no era exactamente lo que ella quería y deja a la pequeña Carolina Cocodrilo encargada de su hermano.
Entonces se le ocurre la genial idea de ir a la tienda de bebés y cambiar a su hermano por otro bebé ya que el que le tocó... no es exactamente lo que esperaba. Huele feo, babea, come pescado. Sólo que después de probar un elefante, un panda y un par de traviesos tigres se da cuenta de que no hay mejor hermano que el suyo propio. La mamá que no se enteró de las fechorías de la pequeña vuelve de la sombrerería y le da un abrazo y un beso apretado y estruendoso por haber cuidado tan bien de su hermanito.
¿Han pasado por alguna situación similar? ¿Algún imprescindible?
Comments
Post a Comment